Como cuantas veces no te ha pasado que tienes unas grandes ganas de hacer ciertas actividades, pero por miedo o inseguridad no realizas eso que tanto quieres y al final te quedas con una sensación dentro de ti muy agobiante, porque empiezas a pensar en los ‘hubiera’, no paras de pensar en eso que tanto quieres hacer y hasta en los sueños te aparece.

Me imagino que todos alguna vez nos ha sucedido esto… oprimirnos a nosotros mismos y no hacer aquello que tanto queremos o deseamos por mil y un motivos. Y desafortunadamente esto nos hace entrar en una condición donde aquello que tanto deseamos hacer, se vuelve en algo mental, comenzamos a pensar en ello una y otra vez y entonces comienza la actividad mental.

Como algunos ya sabrán, cuando nos referimos a actividad mental hablamos sobre aquella situación donde tenemos nuestra mente llena de pensamientos, hay un increíble tráfico en nuestra cabeza, tanto que ni el silencio nos deja descansar. Esta es una condición la cual no es óptima para poderte comunicar con tu ser y por ende no puedes escuchar a los sentidos de tu alma.

Y pasan los días, pasan las semanas y esa maquinita llamada ‘mente’ no termina de trabajar. Lo increíble de todo, es que contrario a lo que nos han enseñado, la realidad es que la mente no es tan poderosa e importante como nos han dicho y la realidad es que para no sufrir tanto de que la mente nos domine, debemos ir comenzando a dejar de dar tanto protagonismo e intentar enfocarnos en nuestro ser, en los sentidos de nuestra alma, ya que lo recomendable es ver a la mente como una herramienta, no como un protagonista… o dime:  Tus pulmones son los protagonistas de tu vida y te dicen cómo vivir y qué hacer?

Para comenzar a aminorar esa importancia y ponerte en contacto con tu ser lo primero que debemos ir haciendo es ir cesando la actividad mental, ir aminorando las cuotas y el tráfico de pensamientos que están dentro de nuestro espacio mental. Esto se va logrando a través de la conciencia, que no es más que un estado en donde cualquier acción que realizas estas lo más observador y atento posible sin emitir juicio alguno, solamente eres un observador de las situaciones, como si observaras al cielo azul.

Realizando esta práctica de observar sin emitir ningún juicio en cada una de las acciones que realizan irán desarrollando gradualmente tu conciencia. Es importante no confundir la conciencia con el término común que le damos cuando hacemos ‘algo malo’. La conciencia verdadera abarca más que un análisis de si estamos haciendo bien o mal y aunque tome su tiempo desarrollar la conciencia, la realidad es que es una habilidad interna que es sumamente e importante desarrollar en la época en la que nos encontramos.

Y como sabrás, nadie nos ha dado un manual o algunas instrucciones para poder silenciar nuestro interior y hacer que el tráfico de pensamientos cese. Meditas y no funciona, estas en silencio y sale peor… así que lo mejor va ser simplemente ir a la raíz de todo.

Toda actividad mental, no es más que un indicador de que no hemos concretado o realizado todo lo que sentimos debíamos realizar. Como al comienzo te comente: cuando nos quedamos con las ganas de hacer algo, no dejamos de pensar en ello.

Y así comienza un ciclo sin fin de la mente diariamente, pero no te preocupes, que esto se puede arreglar. La actividad es simple, pero debes tener paciencia y ser perseverante para ver los resultados. Si quieres ir cesando tu actividad mental, lo aconsejable es que todas las actividades que hagas en el día las hagas a través de un estado de observación, en donde no debes emitir ningún juicio, simplemente ser totalmente imparcial y no pensar si las cosas están bien o mal.

Al realizar tus actividades de esta forma: de forma conciente y que las realices al 100% sin quedarte con pendientes de hacer algo, vas a ir notando como gradualmente te comienza a inundar una paz interior, un silencio interior que quizás no hayas sentido en algún tiempo. Y lo maravilloso de todo, es que no hiciste algo en especial, no hiciste algún ejercicio, oración o algo similar. Simplemente concretaste y fuiste total, entregándote momento a momento y así la mente no genera actividad mental.

Ya que toda actividad mental, no es más que pendientes que no terminamos. Y rumear tanto las cosas, nos agota y nos va debilitando energéticamente y por ende no puedes realizar muchas cosas.

Por ello la experiencia con conciencia, cesa la actividad mental. Porque al estar conciente, observando cada momento, cada acto y cada acción, no vas a tener ningún pendiente contigo mismo y gradualmente vas ir viendo como comienzas a tener un mayor bienestar en tu interior y no solo eso, sino un mayor control de tu mente.

Fantástico no?

Inténtalo y veras que los resultados son realmente impresionantes.

Nos vemos a la próxima.’,

Por último, no te olvides ingresar a nuestra comunidad en Facebook en dónde compartimos todo sobre temas de alquimia, espiritualidad y crecimiento interior.